Otra vez pongo track de una ruta un poco peculiar, esta vez un paseo en barco y con una pequeña caminata por una ciudad abandonada en el medio. Se me olvidó poner en marcha el track cuando salimos del puerto, así que falta un trozo al principio.
El día “amaneció” (recuerdo que el sol no se pone nunca en esas fechas) muy despejado, el mejor día de todos los que estuvimos en Svalbard. De todos modos, cuando nuestro barco, el Polargirl, salió del puerto de Longyearbyen, empezamos a notar la fría brisa marina y nos abrigamos debidamente.
Barquito más rápido que el nuestro que tardó muy poco en adelantarnos
El barco se adentró en la zona central de Spitsbergen, protegida del mar abierto como se puede ver en las fotos por la calma del agua. Fuimos en dirección norte hacia una zona bastante curiosa para avistar pájaros raros que son muy difíciles de ver.
Vista general del fiordo en Spitsbergen
Un barco varado, a saber desde cuándo lleva ahí
Acto seguido pusimos rumbo a Pyramiden, la ciudad minera rusa abandonada, llamada así por la montaña con forma piramidal de donde se extraía el carbón hasta el año 1998.
Un glaciar enorme al fondo
Llegando a Pyramiden, la ciudad rusa abandonada
Desembarcamos en el puerto y los guías nos dieron un pequeño paseo por las instalaciones. Tenían de todo: colegio, pista deportiva, sala de reuniones, cine, teatro… Los habitantes del lugar eran privilegiados porque ganaban más dinero y tenían mejores condiciones laborales que un trabajador en la Unión Soviética.
Tobias, nuestro guía vikingo
Sala de cine abandonada en Pyramiden
Pista abandonada en Pyramiden
Incluso es muy curioso saber que al no haber tierra fértil donde cultivar en Svalbard, se trajeron toneladas de tierra desde Rusia para poder hacerlo.
Monumento en el paralelo 79
Durante la vuelta, comimos en el barco una parrillada de carne de reno que estaba riquísima y simplemente disfrutamos del paisaje durante todo el trayecto.
Cueva formada por el hielo desprendido del glaciar
Icebergs flotando alrededor del barco
Paisaje costero llegando a Longyearbyen
De repente empezó a hacer un frío bastante considerable
Un frailecillo empezando a retomar el vuelo y mirad que le costó…
Y este es el último artículo sobre Svalbard. Si tengo la oportunidad de quedarme aquí algo más de tiempo, mi intención es volver el año que viene y pasar una semana recorriendo a pie la isla principal, en plan aventurero total: cargando todo el material para el hielo y la nieve, con guía armado y acampando dentro de un perímetro delimitado para que los osos no se acerquen. Estaría genial.